lunes, 10 de noviembre de 2008

VIGO
















El primer fin de semana de noviembre hemos estado en Vigo y siguiendo la idea del blog paso a contaros los sitios que hemos conocido por si os sirven en algún viaje próximo.

Lo primero y más llamativo es que, mientras que en casi toda España llovía, el tiempo que hemos tenido ha sido estupendo, algo fresco pero con bastante solecito.

El hotel en el que nos hemos alojado ha sido el Zénit, que con una tarifa de 60€ la habitación doble con desayuno, merece la pena pues es agradable y muy céntrico (recomiendo la habitación 408 o supongo que también la 308 porque son exteriores, en contraposición a la 410 que da a un patio interior).

Y a lo que vamos, el manduque. Hemos comido estupendamente y aunque teníamos algunas referencias, la mayoría de los sitios los hemos encontrado al azar.

El primer día comimos en LA TRUCHA (Rua Oporto, 7), no tiene marisco pero sí un pulpo a la brasa, tostas y carne (picanha) muy bueno, todo esto y con un buen vino sale por menos de 25€.

Por la noche caímos (aunque todo el mundo dice que es conocidísimo) en EL MOSQUITO (Pl.da Pedra, 4) perfectas las ostras, las navajas, los mejillones, las almejas…todo.






































Al día siguiente nos dimos un paseíto por Baiona, que a pesar de que tiene muchos bares de tapas en la parte antigua, nos reservamos para la comida prevista en A Guarda.



















En el Restaurante LOS REMOS (Pl. San Benito, 11) comimos langosta, zamburiñas, mejillones (aunque resulte repetitivo siempre los pedimos porque siempre están insuperables)
con un buen alvariño Filla Boa y un postre riquísimo que consistía en unos canutillos de crema. Salimos a unos 25€ por cabeza ¡muy buen precio en relación a la calidad que dan!

A la vuelta a Vigo, después de un paseíto (no nos dió tiempo a subir a Santa Tecla que nos habían recomendado) para bajar la comida caímos en La Piedra.

De esta zona, la más típica de Vigo os muestro unas fotos con las señoras que se ponen en la calle ofreciendo las ostras y de un restaurante de los cinco o seis que hay juntos, en el que tomamos unas raciones ricas y que nos trataron muy bien.









El último día nos desplazamos hasta Arcade ¡a seguir comiendo ostras! Suponíamos que los restaurantes estarían al lado del puerto, pero no, están junto a la carretera. Hay sólo uno pegado (a unos metros) al agua que aunque está un poco viejo, se come muy bien y también muy barato, además las señoras que lo atienden son muy simpáticas. No recuerdo el nombre pero es el único, así que no tiene pérdida.

Unas últimas fotillos de alguno de los manjares que esta tierra te ofrece: